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Vertigo y sindrome de Ménière

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El vértigo o mareo intenso es un síntoma muy molesto que causa numerosos inconvenientes ya que es bastante incapacitante. Las causas son muy variadas y en ocasiones el diagnóstico de la enfermedad de base puede tardar porque se deben descartar diversos problemas ya sea a nivel del oído o del sistema nerviosos central.

La alta incidencia de vértigo, especialmente en los ancianos, la sitúa entre los motivos más frecuentes de consulta médica y tratamiento.

El primer paso es clasificar si se trata de un vértigo periférico o central y para esto los médicos realizarán una serie de preguntas y exámenes que le ayudarán a definir la situación.

Cuando se  trata de un vértigo de origen periférico es usual encontrar trastornos en los órganos vestibulares periféricos del oído, en el nervio vestibular o en los núcleos vestibulares. Con frecuencia se manifiesta con crisis intensas que duran de segundos a minutos, pero en ocasiones los episodios pueden ser más graves y durar varias horas, en estos casos van acompañados de náuseas, vómitos y desequilibrio.

Muchas de estas alteraciones son benignas y de fácil tratamiento, pero otras son más complejas, como el caso del Síndrome de Ménière que se encuentra dentro de esta clasificación.

Síndrome de Ménière

Es un trastorno que afecta el equilibrio y la audición debido a la inflamación de los sacos endolinfáticos ubicados en los canales semicirculares o laberintos del oído interno. Estos canales ayudan a interpretar la posición del cuerpo y mantener el equilibrio, cuando se inflaman aumenta la presión endolinfática  provocando una distensión en el laberinto membranoso (por donde circula la endolinfa) y la acumulación de líquido en los canales semicirculares. Esta aumento de presión provoca la aparición de los síntomas que incluyen principalmente disminución en la audición, sensación de presión en el oído, zumbido en el oído afectado (tinnitus) y vértigo.

La causa exacta que desencadena la enfermedad de Méniere es desconocida pero se ha relacionado con traumatismo craneal, infecciones del oído medio ya sean de origen bacteriano o viral, alergias, fatiga y estrés, antecedentes familiares y consumo de alcohol y tabaco.

Las crisis vertiginosas aparecen casi siempre en episodios repentinos que pueden durar incluso horas; sin embargo, la sensación de mareo pueden permanecer días en quienes padecen esta enfermedad.

Además de una buena historia clínica y un completo examen físico y neurológico, el médico  puede solicitar algunas pruebas especiales que ayudan a definir el diagnostico. Esta incluyen:

  • Audiometría, la cual revelará la perdida de la audición.
  • Estimulación calórica.
  • Electrococleografía (ECOG).
  • Electronistagmografía (ENG) o videonistagmografía (VNG).
  • Resonancia magnética de la cabeza.

    A pesar de que aún no es posible curar esta enfermedad debido a que su causa es desconocida, si se ha logrado un importante control de los síntomas con el uso de algunos medicamentos y cambios en el estilo de vida.

Manejo de la enfermedad

El tratamiento para esta condición incluye terapia física, psicoterapia, terapia con medicamentos y terapia quirúrgica, tratamientos disponibles que pueden ser combinados. Es importante que el tratamiento se adapte al síndrome específico de vértigo experimentado.

Los medicamentos más utilizados para combatir los síntomas son aquellos que ayudan a controlar la cantidad de líquido en el cuerpo como los diuréticos que pueden ayudar a aliviar la presión del líquido en el oído interno y los anti vertiginosos como la betahistina que mejoran la microcirculación en el laberinto, logrando disminuir la presión endolinfática, disminuyendo así los síntomas asociados al Síndrome de Ménière.

En los casos más crónicos en los cuales se presentan síntomas más severos e incapacitantes como nauseas incontrolables, mareos y vértigo permanentes, es probable que se prescriban medicamentos más fuertes como los sedantes, hipnóticos y las benzodiazepinas.

Cuando el tratamiento farmacológico es insuficiente para controlar los síntomas, se puede evaluar la opción de una intervención quirúrgica pero teniendo en cuenta que en ocasiones se puede llegar a una  pérdida auditiva completa y permanente.

Dentro de las intervenciones quirúrgicas se contemplan:

  • Drenaje del fluido del oído interno.
  • Sección del nervio del equilibrio para reducir la intensidad del vértigo
  • Extracción de la parte del oído interno donde se controla el equilibrio, mediante un procedimiento llamado laberintectomía, esto alivia el vértigo pero causa la pérdida auditiva completa y permanente en el oído afectado.
  • Laberintectomía química con medicamentos inyectadas en el oído interno para reducir la función del equilibrio y el riesgo de pérdida auditiva.

Recientemente la American Academy of Otolaryngology ha recomendado un novedoso tratamiento para aquellos casos complejos que no mejoran con el manejo farmacológico; se trata de la terapia con pulsos de baja presión que se aplican a través de un pequeño dispositivo portátil y fácil de usar.

Algunos cambios en el estilo de vida pueden resultar de gran beneficio en el manejo de esta condición, especialmente durante los episodios de exacerbación de los síntomas, estos cambios incluyen:

  • Una alimentación saludable y bien balanceada evitando los excesos de sal porque el sodio (principal componente de la sal) aumenta la retención de líquidos en el organismo.
  • Durante los episodios se deben evitar las luces brillantes, los movimientos súbitos de posición y los esfuerzos al ver televisión o realizar lecturas, lo más recomendable es reposar por algunos días y lentamente reiniciar las actividades cotidianas.
  • Practicar algún deporte o realizar actividad física de forma regular así como evitar el alcohol y el tabaco siempre serán de gran beneficio para la salud.

La enfermedad de Ménière, es la tercera causa de vértigo vestibular periférico, y su incidencia es de aproximadamente 40 por cada cien mil habitantes por año. Se presenta con mayor frecuencia en hombres y mujeres entre los 40 y 50 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad, incluso en la infancia.

Léase también:

Fuentes

  1. Crane BT, Schessel DA, Nedzelski J, Minor LB. Peripheral vestibular disorders. In: Cummings CW, Flint PW, Haughey BH, et al, eds. Otolaryngology: Head & Neck Surgery. 5th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier;2010:chap 165.Post RE, Dickerson LM. Dizziness: a diagnostic approach. Am Fam Physician. 2010;82:361-369.
  2. Nancy Chawla, MDa, y Jonathan S. Olshaker, MD. Med Clin N Am 90 (2006) 291 – 304. Clínica Médicas de Norteamérica. Elsevier.
  3. Torok N. 1977. Old and new in Ménière’s disease. The Laryngoscope. 87(11):1870-1877.
  4. Schuknecht HF. 1975. Pathophysiology of Ménière’s disease. Otolaryngol Clin North Am. 8(2):507-514.
  5. Gulya AJ, Schuknecht HF. 1982. Classification of endolymphatic hydrops. Am J Otolaryngol. 3(5):319-322.
  6. Anderson JP, Harris JP. 2001. Impact of Ménière’s disease on quality of life. Otol Neurotol. 22:888-89.
  7. American Academy of Otolaryngology – Head and Neck Surgery (AAO-HNS) Committee on Equilibrium policy statement. AAO-HNS position on micropressure therapy. Editado en marzo de 2008.