El impétigo se caracteriza por la aparición de lesiones dermatológicas, planas o ligeramente elevadas de color rojizo, que evolucionan en dos a tres semanas a vesículas (vejigas llenas de líquido claro) y posteriormente a pústulas (vejigas llenas de pus).
Al romperse las pústulas, se presenta la salida del material infeccioso contenido en ellas y se genera la formación de costras delgadas de color miel, que son altamente contagiosas y generan la transmisión de la enfermedad a otras áreas de piel.
La ectima gangrenosa es una variedad de impétigo que se extiende al interior de la piel y conduce a la inflamación de los vasos sanguíneos, pudiendo convertirse en una infección generalizada en pacientes con enfermedades generales graves o trastornos del sistema inmunológico.
Las lesiones que se observan en la fase inicial de la ectima gangrenosa benigna son pequeñas vesículas que erosionan las capas más profundas de la piel y se transforman posteriormente en úlceras cubiertas por una costra gruesa de color negro, característica de la enfermedad.