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Control del SIDA, el reto de nuestra generación

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La humanidad desde años milenarios se ha visto enfrentada a diversas y grandes enfermedades que han retado su capacidad de solidaridad, su capacidad de desarrollo científico en temas de salud y sus servicios médicos.

La peste negra en el siglo XIV, que causo la muerte a cerca de 80 millones de personas en Europa y Asia; la gripe española del siglo XII, la conocida Influenza AH1N1 que ha causado la muerte a numerosas personas en el mundo y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA que ha cobrado la vida de 25 millones de personas desde 1981 y que produce cerca de dos millones de fallecimientos cada año.

Lo anterior muestra como las enfermedades contagiosas pueden ser una gran amenaza para la humanidad y como se requieren fuertes y masivas campañas para su prevención y manejo.

Para el caso del SIDA este esfuerzo es constante y está respaldado por las autoridades de salud a nivel mundial.  

El objetivo inicial propuesto en la lucha contra la enfermedad se esta cumpliendo ya que se han logrando desarrollar terapias cada vez más eficaces para el control y manejo, disminuyendo los desenlaces fatales de la enfermedad.

El segundo objetivo ha sido la prevención. Las campañas educativas sobre el uso de preservativos y la vida sexual responsable han empezado a dar sus frutos, pues las estadísticas indican una reducción en el número de personas que se infectan por año, aunque esta reducción aun no es lo suficientemente significativa. Como parte de este objetivo, también se encuentra el desarrollo de una vacuna preventiva contra el virus del SIDA (VIH). Tan solo en el año 2012 los Institutos Nacionales de Salud entregaron incentivos por cerca de 40 millones de dólares a investigadores que han aportado para el desarrollo de la vacuna, además de otros aportes económicos para el desarrollo científico en esta área.

SIDA en América Latina y el Caribe

De acuerdo con datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, más conocido como ONUSIDA, presentados en al año 2009, se reportaron 92.000 nuevas infecciones por VIH en la región. Para el año 2011 se calculó que más de 1.4 millones de personas viven con la enfermedad y entre 32.00 y 81.000 personas murieron por la enfermedad.  

En donde la enfermedad representa una mayor preocupación es en el área del Caribe. Aunque el número de enfermos y nuevas infecciones es relativamente pequeño, a nivel porcentual la prevalencia de la enfermedad es muy alta; solamente se da un porcentaje superior en el África Subsahariana, que es la región del mundo más azotada por el SIDA. También de acuerdo a datos de ONUSIDA, en América Latina la mayor proporción de la enfermedad se centra en hombres que tienen relaciones con otros hombres (MSM).  

Un dato esperanzador en esta región reposa en los datos sobre la amenaza de la enfermedad a la población infantil. Cada vez es más fácil a las mujeres embarazadas de Latinoamérica y el Caribe, acceder a medicamentos que ayudan a tratar la enfermedad y previenen el contagio de sus hijos, prueba de ello es que el número de niños que nacen con la enfermedad se redujo en 24% en América Latina y en 32% en el Caribe.

Vacuna para el SIDA

Desde su aparición, no se cuenta con una vacuna para prevenir el virus del SIDA, pese a los esfuerzos de muchos investigadores. Es importante anotar que el desarrollo de una vacuna es un proceso largo y dispendioso, que puede tardar muchos años. En una primera etapa se hacen estudios teóricos y se experimenta en el laboratorio con diferentes moléculas, posteriormente se hacen estudios sobre tejidos seleccionados o con animales vivos; una vez superadas con éxito estas etapas y seguros de que no se presentarán consecuencias funestas, se empieza la experimentación en humanos.

Los estudios en humanos se dividen en tres fases: en la primera fase, que puede durar de 12 a 18 meses, se prueba la seguridad y la dosis de la vacuna en grupos pequeños de voluntarios sanos; en la segunda fase, que puede durar cerca de 2 años, se prueba la vacuna en cientos de pacientes para ver la seguridad de la misma y como reacciona el sistema inmunológico; finalmente, en la fase III se mide la eficacia y seguridad de la vacuna en miles de pacientes, esta puede durar de 3 a 5 años. Solo después de este proceso y si se ha demostrado la eficacia y seguridad de la vacuna, se aprueba el uso extensivo del medicamento.

Desde el primer ensayo, adelantado en 1987, se han venido probado varias estrategias para desarrollar una vacuna efectiva contra el VIH; sin embargo, todos estos intentos han sido infructuosos debido a la gran capacidad de mutación que tiene el virus. En el año 2009 finalizó un estudio conocido como RV144; en este estudio, por primera vez, se logro una reducción significativa de la incidencia del VIH. El estudio RV144 que probó una vacuna compuesta por un vector vivo recombinante acompañado de una vacuna proteica, alcanzó una reducción de 31% en la incidencia de la enfermedad, que es, por lejos, el mayor éxito obtenido hasta ahora. En la actualidad se esperan los resultados de otro gran estudio, el HVTN 505, que prueba un concepto similar y en el cual existen muchas esperanzas.

Véase también:

Artículos de Referencias

  1. National Institute of Allergy and Infectious Diseases. NIH Awards $7.8 Million for Innovative HIV Vaccine Approaches. http://www.niaid.nih.gov/news/newsreleases/2012/Pages/IHVD.aspx. Recuperado enero 29 de 2013.
  2. National Institute of Allergy and Infectious Diseases. NIH Awards $31 Million for HIV/AIDS Vaccine Immunology and Immunogen Discovery. NIH Awards $31 Million for HIV/AIDS Vaccine Immunology and Immunogen Discovery. Recuperado enero 29 de 2013.
  3. ONUSIDA. Hoja informativa regional 2012. 2012. 3 pp.
  4. National Institute of Allergy and Infectious Diseases. HIV vaccines explained. Publicación NIH No.04-5279. Enero 2005.
  5. Kwong PD, Mascola JR, Nabel GJ. The changing face of HIV vaccine research. J Int AIDS Soc. 2012 Jul 5; 15(2): 17407.