El estrés y la salud
El término 'estrés' ha pasado a formar parte de nuestro vocabulario cotidiano. Habitualmente se utiliza para hacer mención a los nervios y las tensiones que padecemos diariamente. Pero... ¿Qué es en realidad el estrés?
¿Qué es el estrés?
Aunque se le atribuye una connotación negativa, de hecho el estrés es una reacción normal del cuerpo que tiene como finalidad 'luchar o huir', y surge cuando el cuerpo percibe una amenaza. El estrés puede ser físico y manifestarse como una enfermedad emocional, o psicológica; y está relacionado con las obligaciones de la vida diaria, el trabajo y las responsabilidades familiares y hogareñas.
Frente a cualquiera de estas 'amenazas' el organismo envía al torrente sanguíneo 'hormonas del estrés' como los son el cortisol y la adrenalina. Estas aumentan la capacidad del cuerpo para reaccionar, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, la fuerza y agudizan el sistema inmune y la memoria. Todas estas funciones están destinadas a colaborar con la 'huida' o la 'lucha'.
Después de haber enfrentado el estrés a corto plazo, el cuerpo regresa a la normalidad. Esta forma de estrés se considera positiva y es necesario como desafío frente a alguna situación que se percibe como amenaza.
Sin embargo, existe un tipo de estrés que puede ser negativo. Este es conocido también como 'distrés' y se presenta de manera crónica en un período largo. En este, se producen niveles elevados de hormonas que se acumulan en la sangre y con el tiempo pueden causar problemas de salud.
Las primeras señales de estrés se somatizan en dolores de cabeza, bajo estado de ánimo, ansiedad, problemas para dormir, mal humor, insatisfacción generalizada.
Si a esto se suma una mala alimentación, beber, fumar y no hacer ejercicio, los efectos negativos del estrés pueden aumentar.
Consecuencias del estrés crónico en la salud
Según estos investigadores, las consecuencias del estrés crónico en la salud pueden ser:
- Sistema digestivo: dolores de estómago, molestias digestivas y una aceleración de la actividad del colon.
- Obesidad: aumento del apetito y en consecuencia del peso. La obesidad aumentan el riesgo de desarrollar diabetes o enfermedad cardiovascular.
- Sistema inmune: disminución de las defensas y mayor probabilidad de padecer resfriados y otras infecciones.
- Sistema nervioso: ansiedad, depresión, dificultad para dormir, insomnio, falta de interés en actividades físicas.
- Sistema cardiovascular: aumento de la presión sanguínea, palpitaciones, aumento de azúcares y grasas (colesterol y los triglicéridos) en la sangre. Estos son factores de riesgo para las enfermedades cardiacas, arteriosclerosis, accidentes cerebro- vasculares (ACV) y diabetes.
Algunas pautas para manejar el estrés
Con todas las ocupaciones que demanda la vida de hoy, parece difícil aliviar el estrés. Sin embargo es importante encontrar el modo de hacerlo ya que nuestra salud y bienestar dependen de eso. Hay que aprender a 'escuchar al cuerpo' para saber cuándo el estrés está afectando la salud y así actuar para manejarlo.
El Centro nacional de información sobre la salud de la mujer del Gobierno de los Estados Unidos sugiere algunas acciones que podemos tomar para subsanar el estrés, estas son :
- Relajarse: puede ser a través de la respiración profunda, el yoga, la meditación y los masajes. Incluso tomarse unos minutos para sentarse, escuchar música suave, o leer un libro ayudan a bajar los niveles de estrés.
- Reservar tiempo para sí mismo: no importa cuán ocupado se esté, lo ideal sería reservar al menos 15 minutos por día para un baño con burbujas, leer, escuchar música, salir a caminar o hablar con una amigo.
- Dormir: hacerlo entre siete y nueve horas todas las noches ayuda a encarar mejor los problemas y disminuir el riesgo de contraer enfermedades. Alimentarse sanamente.
- Hacer ejercicio: mejora el estado de ánimo al estimular la producción endorfinas. Sea tolerante. Discutir no vale la pena por el estrés que genera.
- Escriba: mantener un diario personal puede ayudar a desahogar y manejar sentimientos que no han sido manifestados.
- Ayude a los demás: ayudar al otro puede generar niveles de satisfacción que son escasos cuando se sufren altas situaciones de estrés.
- Ponga límites: aprenda a decir NO, ya sea en temas laborales como familiares. Planifique el tiempo. Escriba una lista de cosas que debe hacer y priorice los temas más importantes.
Acudir a un médico o a un psicólogo puede ayudar cuando la situación se va de las manos y no se puede manejar el estrés. Reconocerlo, hablarlo y pedir ayuda son un buen comienzo.