Los riesgos de ser un “ave nocturna”

La agitación del mundo moderno, la exposición a altas dosis de estrés, la globalización y los cambios permanentes en las dinámicas de la sociedad actual han traído como consecuencia alteraciones importantes en funciones del organismo como el sueño la alimentación y la actividad física y mental.

En términos generales, los seres humanos tenemos dos patrones de actividad: acostarnos y levantarnos temprano o permanecer activos hasta altas horas de la noche y despertar, entrada la mañana del día siguiente, preferencia que de acuerdo con los expertos, se encuentran escritas en nuestros genes.

Hace muchos años, los profesionales de la salud han discutido los efectos de los cambios en los patrones de sueño y alimentación en la salud de las personas, reportándose que las perturbaciones en estas dos funciones pueden asociarse a diabetes, aumento de colesterol y triglicéridos, alteraciones de la presión arterial y trastornos de la memoria y la concentración.

Los resultados de un estudio acerca del tema, publicado recientemente en la revista Avances en Nutrición, muestran que las personas que se acuestan más tarde tienen patrones alimentarios menos saludables, incluyendo alteraciones en el horario de las comidas y mayor ingesta de azúcar, productos con cafeína y bebidas alcohólicas, lo que puede explicar la aparición de las enfermedades mencionadas anteriormente.

Los hallazgos de este estudio confirman la existencia de una relación muy fuerte entre los hábitos de vida y el estado de salud de las personas y es útil para orientar el desarrollo de estrategias de prevención de enfermedades crónicas, mediante la modificación de los patrones de sueño y alimentación.