Síndrome de fatiga crónica
El síndrome de fatiga crónica sigue siendo una entidad poco conocida, pero de gran impacto sobre la salud y el bienestar de las personas que lo padecen.
Investigaciones recientes han reportado que este síndrome es más frecuente de lo que se creía y se estima que afecta a 0,5% a 2,5% de los adultos, de los cuales la mayoría son mujeres, así como hasta a 4 de cada 1.000 adolescentes.
Uno de los mayores problemas del síndrome de fatiga crónica es que es una enfermedad muy incapacitante, ya que no sólo se manifiesta por una fatiga intensa y persistente, que limita significativamente el desempeño laboral y la capacidad de las personas para participar en las distintas actividades cotidianas, sino que se acompaña de otros síntomas molestos y persistentes que deterioran aún más la calidad de vida de los enfermos.
El rasgo característico de este síndrome (y que permite establecer el diagnóstico) es la presencia de fatiga, todos o casi todos los días, por seis meses o más, la cual no tiene una causa aparente, es decir, no es ocasionada por alguna enfermedad grave y crónica.
Además, la fatiga es intensa, o sea que disminuye en más de 50% el grado de actividad y el reposo durante el día o el sueño suficiente (al menos 8 horas continuas cada noche), no ayudan a reducir la fatiga. De hecho, muchos enfermos suelen despertarse más cansados de lo que se acostaron y experimentan una progresiva reducción de su resistencia física, de modo que se cansan más fácilmente.
Otros síntomas frecuentes son:
- Dificultad para conciliar el sueño e incluso, insomnio.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Episodios periódicos de fiebre leve (menor de 38,5ºC), que desaparecen sin ningún tratamiento y rara vez duran más de unas cuantas horas.
- Falta de ánimo.
- Dolores musculares o de las articulaciones.
- Dolor de garganta.
- Dificultad para concentrarse.
- Deterioro de la memoria.
- Depresión.
Si bien hasta el momento no existe un tratamiento curativo, entre otras razones porque no se conoce la causa precisa del síndrome, en los últimos años se han desarrollado diversas alternativas de tratamiento que combinan medicamentos, programas de ejercicios y terapia conductual, las cuales ayudan a reducir sustancialmente la intensidad de la fatiga y de los demás síntomas, de modo que las personas pueden reintegrarse a sus actividades cotidianas.
Dentro de las alternativas terapéuticas los medicamentos utilizados para el tratamiento comprenden: analgésicos (como paracetamol), antiinflamatorios no esteroideos (como ibuprofen, diclofenaco y naproxeno entre otros), antidepresivos (entre ellos, sertralina, fluoxetina, venlafaxina, duloxetina, trazodona), sedantes, hipnóticos (No benzodiacepinas) y suplementos vitamínicos.
Algunos cambios en el estilo de vida de las personas que padecen el síndrome de fatiga crónica pueden ayudar a controlar los signos y síntomas, sentirse mas vital y lograr mejorar la calidad de vida. Los expertos aconsejan seguir las siguientes recomendaciones
- Programar las actividades que se realizaran durante el día, sin exceder los tiempos de actividad.
- Levantarse y acostarse a la misma hora todos los días.
- Tomar una relajante ducha en las mañanas.
- Realizar ejercicios suaves durante mínimo 10 a 15 minutos, dos veces al día, en las mañanas y en las tardes.
- Mantener una dieta sana y balanceada en la cual se debe incluir alimentos que contengan zinc, selenio, magnesio, hierro y vitaminas A, B y C.
- Controlar los niveles de estrés.
Véase también:
Fuentes
- Rivera Redondo J. Understanding chronic fatigue syndrome. Reumatol Clin 2010; 6: 185-6.
- Kreijkamp-Kaspers S, Brenu EW, Marshall S, et al. Treating chronic fatigue syndrome. Aus Fam Physician 2011; 40: 907-12.
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- Luyten P, Van Houdenhove B, Pae CU, et al. Treatment of chronic fatigue syndrome: findings, principles and strategies. Psichiatry Invest 2008; 5: 209-12.
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