Supergonorrea: ¿Estamos en riesgo de perder la batalla?

La gonorrea es una enfermedad infecciosa, de transmisión sexual, producida por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, también conocida como gonococo, que se transmite por vía vaginal, oral o anal, en contactos íntimos con personas contagiadas, sin el uso de medidas de protección.

Los síntomas incluyen la presencia de secreción espesa de color verde o amarillo en el sitio de la infección, dificultad o dolor al orinar y sangrado vaginal anormal. En algunos casos de infección femenina, no aparecen síntomas, lo que favorece la transmisión a otras personas con las que se tengan relaciones sexuales.

Entre las causas de alteración de la voz se encuentran el hábito o la necesidad de hablar demasiado o gritar con frecuencia, el consumo de cigarrillo, el reflujo de ácido gástrico hacia la garganta, la presencia de infecciones respiratorias que afectan la laringe o las cuerdas vocales y la aparición de tumores, tanto benignos como malignos.

En ausencia de tratamiento médico, pueden presentarse los siguientes síntomas:

En hombres:

• Ardor en el interior del pene.
• Dolor o dificultad para orinar.
• Secreción parecida al pus a través del órgano sexual.
• Dolor o hinchazón en los testículos.

En mujeres:

• Secreción vaginal parecida al pus u olorosa.
• Dolor o dificultad para orinar.
• Sangrado vaginal entre períodos, por ejemplo, después de una relación sexual vaginal.
• Relaciones sexuales dolorosas.
• Dolor abdominal o en la zona pélvica.
  

Adicional a lo anterior, las mujeres contagiadas con la infección tienen el riesgo de trasmisión al niño durante el proceso del parto, por lo que deben ser identificadas y controladas adecuadamente, de manera oportuna.

Inicialmente, la gonorrea respondía favorablemente a los antibióticos, sin embargo, el abuso de dichos medicamentos por parte de los pacientes, ha convertido al microorganismo causante de la infección en una “superbacteria”, resistente a la mayor parte de los tratamientos recomendados, lo que favorece la aparición de complicaciones y aumenta el riesgo de contagio.

En ese contexto, los profesionales de la salud recomiendan evitar la práctica de actividades sexuales con personas desconocidas, utilizar medidas de protección en los casos en que se produzcan contactos casuales y consultar de manera inmediata al médico, ante la presencia de irritación, ulceraciones o salida de cualquier tipo de líquido a través de los órganos sexuales y evitar el uso de antibióticos sin la debida prescripción.