La selección del tratamiento más adecuado para cada mujer depende de diversos factores, tales como su estado general de salud, el tipo de cáncer y la etapa en que se encuentra la enfermedad al momento del diagnóstico.
Terapias locales: No afectan el resto del cuerpo porque están dirigidas a tratar el sitio preciso donde se encuentra el cáncer, ya sea mediante radioterapia o cirugía localizadas.
Terapias sistémicas: Son aquellas en las que se administran ciertos medicamentos por vía oral o intravenosa e incluyen el uso de agentes anticancerosos (quimioterapia) como doxorubicina, epirubicina, docetaxel y pacitaxel, hormonas (anastrazol, letrozol, goserelina, tamoxifén) o estimulantes del sistema inmune (inmunoterapia), entre ellos trastuzumap y bevacizumab.
Detección a tiempo:
El éxito de los tratamientos para combatir el cáncer de mama, y por lo tanto el pronóstico, la posibilidad de curación y la supervivencia, son mucho mejores si la enfermedad es identificada en sus etapas iníciales. Hay dos formas sencillas de detectar tempranamente el cáncer de seno: el auto examen de los senos y la mamografía. Es importante que todas las mujeres se hagan un auto examen con frecuencia (al menos una vez al mes) desde los 20 años, así como una mamografía anual a partir de los 40 años.
Algunas medidas pueden contribuir a prevenir el cáncer de mama, entre ellas, no fumar o dejar de fumar, evitar el exceso de peso, amamantar a los bebés desde el nacimiento y, al menos, durante los primeros 6 meses y no usar anticonceptivos orales por tiempo prolongado.
Consultar con el médico.