Cistitis

• No complicada: Infección de la vejiga en personas sin alteraciones anatómicas u otras condiciones físicas como problemas del metabolismo o defensas bajas (inmunosupresión). Responde bien al tratamiento y casi nunca ocasiona complicaciones.
• Complicada: Ocurre en personas con anomalías anatómicas de las vías urinarias, como obstrucciones (por ejemplo cálculos en la vejiga o aumento del tamaño de la próstata) y ciertas enfermedades como diabetes o inmunosupresión.

En la mayoría de los casos obedece a una infección por bacterias, otras causas menos comunes son la utilización de sondas para evacuar la orina, el uso de sustancias irritantes como espermicidas o algunos jabones para higiene femenina (cistitis alérgica), ciertos medicamentos, presencia de cálculos en la vejiga, radioterapia para el tratamiento del cáncer (cistitis por radiación) y la cistitis intersticial, que es una inflamación crónica de la vejiga de origen desconocido.

La cistitis puede presentarse como una complicación secundaria a procesos pélvicos inflamatorios, endometriosis, diverticulitis, lupus y tuberculosis.

Los principales signos y síntomas de la cistitis aguda son:

• Disuria: ardor y dolor al orinar.
• Polaquiuria: aumento de la frecuencia de la micción. 
• Tenesmo vesical: sensación de tener la vejiga llena, incluso después de orinar.
• Hematuria: presencia de sangre en la orina.
• Sensación de urgencia para orinar.
• Dolor en la parte baja del abdomen.
• Cambios en las características de la orina (que puede ser turbia, maloliente o con sangre).
• Fiebre (por lo general, moderada).

Los más importantes son las relaciones sexuales (recientes o frecuentes), el uso de diafragmas (sobre todo si tienen espermicidas) o preservativos no lubricados, el embarazo, la menopausia y haber tenido infecciones urinarias durante la infancia.

El tratamiento de la cistitis no infecciosa depende de la causa. La cistitis bacteriana aguda debe tratarse siempre con antibióticos, durante 3 a 7 días, dependiendo de la severidad de la infección.  Los más comunes son trimetoprim, amoxicilina, ciprofloxacina y norfloxacina. Es muy importante tomar estos medicamentos de acuerdo con las indicaciones del médico y durante el tiempo ordenado para lograr una curación completa y evitar posibles complicaciones como abscesos urinarios o pielonefritis (infección del riñón).

Adicionalmente pueden prescribirse analgésicos (como acetaminofén o ibuprofeno) o espasmolíticos (flavoxato) para aliviar el dolor. Medidas como aplicar calor húmedo en el área baja del abdomen y mantenerse bien hidratado también ayudan a disminuir el dolor.

Consulte con su médico.

• Infección urinaria 
• Dispareunia
• Tenesmo (sensación de defecar)
• Vaginosis bacteriana
• Endometriosis

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