La rubeola es producida por el virus del mismo nombre: rubéola y se transmite entre personas a través del aire, cuando el portador de la enfermedad tose o estornuda.
También las madres embarazadas la pueden transmitir a su hijo a través de la sangre que pasa por el cordón umbilical. En estos casos, se produce un síndrome de rubéola congénita, que puede tener consecuencias muy graves para el bebé causándole defectos en diferentes órganos, retardo mental, sordera, cataratas, entre otras.