La presencia de sustancias extrañas en nuestro organismo provoca una reacción de protección natural en la que las células inmunitarias, llamadas mastocitos, liberan una serie de sustancias, como la histamina, que ayudan a proteger los tejidos.
Cuando esta reacción es exagerada se produce una alergia. Las alergias inician con una fase de sensibilización durante la cual el organismo hace contacto con el elemento alérgeno y genera la información necesaria para que los mastocitos respondan a la agresión. En un contacto posterior se presenta la reacción alérgica que puede llevar, incluso, a consecuencias catastróficas. Por eso es muy común que las personas, inesperadamente, se vuelvan alérgicas a elementos con los que antes convivían sin ningún problema.
Algunos de los elementos que desencadenan la rinitis alérgica incluyen:
- Polen que puede provenir de árboles, flores o el césped.
- Esporas que son expulsadas al aire por los hongos, el musgo y los helechos.
- Pelo de mascotas como gatos, perros o aves.