Se debe completar la historia clínica ginecológica para determinar la duración y la cantidad del sangrado, los síntomas asociados como dolor, fiebre u olor vaginal y los factores de riesgo como relaciones sexuales sin protección y abuso sexual. El médico debe conocer las enfermedades de la paciente y los medicamentos que toma; si ha bajado de peso recientemente, si tiene un nuevo programa de actividad física o si ha estado bajo mucho estrés. Se debe indagar por la presencia de sangrado durante la relación sexual y los antecedentes familiares de SUD y alteraciones de la coagulación. Durante el examen físico, el médico evaluará el estado general de la paciente y confirmará si el sangrado proviene del útero o de otros órganos como genitales o recto. También inspeccionará las características de los genitales y el útero y posibles anormalidades que puedan causar sangrado. La citología y la ecografía abdominal también hacen parte del estudio de la paciente con sospecha de SUD. La citología consiste en la toma de una muestra del cérvix para posteriormente analizarla en el laboratorio. La ecografía, por su parte, es útil para investigar los ovarios y el útero. En casos de mujeres premenopáusicas con SUD se solicitarán exámenes de sangre para estudiar la existencia de alteraciones de la coagulación u otras enfermedades de tiroides, riñón o hígado. Se pueden ordenar pruebas para determinar el estado ovulatorio y hormonal de la paciente, una biopsia de endometrio u otras imágenes (por ejemplo una ecografía transvaginal) para visualizar el útero y sus características.