El médico indagará sobre:
- Los síntomas, su inicio y progresión.
- Lo sucedido antes de que aparecieran las lesiones, como la ocurrencia de enfermedades o el inicio de medicamentos.
- Los antecedentes personales de problemas de sangrado durante alguna cirugía.
- Los antecedentes familiares de problemas de coagulación.
En cuanto al examen físico, el doctor observará la piel y las lesiones buscando patrones que puedan sugerir una enfermedad en particular. Palpará los nódulos linfáticos para establecer si están inflamados, el hígado y el bazo para ver si están aumentados de tamaño y realizará un examen neurológico completo para establecer si hay alteraciones a este nivel. Después de esto, solicitará algunas pruebas para confirmar o descartar su impresión diagnóstica como un cuadro hemático y unos tiempos de coagulación, ambas en sangre. En otros casos pueden ordenarse exámenes más específicas como biopsias (extraer una pequeña parte de un tejido para analizarlo en el laboratorio), pruebas de materia fecal e imágenes como ecografía, tomografía (TAC) o resonancia.