El oído interno contiene normalmente otolitos, pequeñas partículas de calcio que, en condiciones normales, se distribuyen de igual manera en los tres canales del oído interno. Cuando la cabeza se mueve los otolitos estimulan células nerviosas dentro del oído dando la señal de movimiento al cerebro.
Cuando los otolitos se aflojan o se concentran en uno solo de los canales y se transmite la información de movimiento en forma exagerada, allí se produce el vértigo.
Esta concentración irregular de los otolitos que se asocia con mayor frecuencia al envejecimiento, puede ocurrir cuando se sufren traumatismos en la cabeza y, en raras ocasiones, cuando hay infecciones que afectan el oído interno.